Cuando un bebé nace antes de la semana 37, se le considera prematuro o pretérmino. Dependiendo de su nivel de desarrollo, necesitará un tipo de atención especializada y seguramente deba permanecer en la incubadora hasta que sus sistemas respiratorio, digestivo y cardiaco estén lo suficientemente formados para funcionar por sí solos. Una vez que el bebé esté preparado para vivir fuera de la incubadora, todavía tendrá que pasar unos días en la unidad prenatal.
¿Cómo afrontarlo?
Afrontar el nacimiento de un bebé prematuro no siempre es fácil. Es normal que estés preocupada, tengas muchas dudas e incluso te sientas culpable. Pero es importante saber que hoy en día, más del 90% de los bebés prematuros que nacen con más de 800g salen adelante.
Es lógico que un bebé prematuro se enfrente a ciertos retos en las primeras semanas y meses. Sin embargo, nacer pretérmino no quiere decir necesariamente que vaya a afectar su desarrollo más adelante. Su evolución dependerá del número de semanas de embarazo con las que nació y otros factores. Con vuestro cariño y apoyo podrá crecer con total normalidad.
Respecto a la alimentación, la leche materna es la mejor forma de procurarle todos los nutrientes que va a necesitar, además de proteger su sistema inmunitario de una forma natural.
Si produces poca cantidad, extraerla cerca del bebé, abrazarle y acariciarle estimulará tu producción de leche. Darte un baño caliente o masajearte el pecho también puede ayudarte a conseguir la cantidad adecuada. También merece la pena experimentar con los sacaleches hasta que encuentres el que mejor te vaya.
Ir a ver al bebé prematuro puede ser una experiencia muy emotiva y es lógico que sientas tristeza o ansiedad. Asegúrate de que descansas mucho y comes bien. Hay días en que puede ser preferible que sea tu pareja la que vaya a ver al bebé y tú te quedes en casa reponiendo fuerzas.
Si hay algo que te preocupa, te animamos a que llames a las madres con experiencia de nuestro equipo de atención telefónica. Puedes localizarlas en el 900 181 797.