Es cierto que las prácticas correctas de higiene alimentaria las tenemos que seguir en casa durante todo el año, pero en los meses más calurosos todavía más, ya que el calor es uno de los factores más relevantes en el deterioro de los alimentos. Por eso, seguro que os suena aquello de que “en verano tenemos que vigilar más con productos como la mayonesa o el huevo”, es cierto.
Así que vamos a ver qué es lo más importante a tener en cuenta para estos meses veraniegos:
1. Mantener la limpieza: Es fundamental que nos lavemos siempre las manos, y lo hagamos bien, tanto antes de empezar a manipular alimentos como también varias veces durante su preparación. Así mismo, hay que lavar cuidadosamente las superficies y los utensilios.
2. Conservar en recipientes cerrados herméticamente: Así es como se garantiza la máxima seguridad de los alimentos que guardamos en la nevera. También es recomendable llevar a cabo una organización de los alimentos en la nevera para garantizar su seguridad e higiene.
3. Paños de cocina y esponjas: Los microorganismos son transportados y acumulados en ellos, tenemos que tenerlos muy limpios y renovarlos a menudo.
4. Separar alimentos crudos y cocinados: Una de las pautas imprescindibles a tener en cuenta siempre en la cocina. Debemos de evitar utilizar los mismos utensilios, como cuchillos o tablas de cortar, para manipular alimentos crudos y para manipular los que ya están cocinados y listos para su consumo. Así evitaremos que, especialmente, la carne cruda o el pescado crudo y sus jugos contaminen, en su preparación o almacenamiento, alimentos que no vayamos a cocer antes de consumir, como por ejemplo frutas u hortalizas.
5. Cocer, guisar, asar o freír completamente: Una cocción correcta es necesaria para una buena seguridad alimentaria. Por ello, necesitamos cocer bien nuestros alimentos para que no queden crudos en su interior, y así asegurarnos que, en todo el producto, se alcanza una temperatura de, al menos, 70ºC, que es la temperatura a partir de la cual podemos garantizar la inocuidad. Tenemos, pues, que prestar especial atención a los trozos grandes de carne, a los pollos enteros o a la carne picada. Las sopas y los guisos tienen que alcanzar la ebullición.
6. Mantener a la temperatura correcta: Tanto los alimentos perecederos, que necesitan nevera, como los alimentos cocinados que nos han sobrado, tienen que conservarse a una temperatura por debajo de 5ºC. Es imprescindible, sobre todo en verano, no dejar los alimentos cocinados a temperatura ambiente durante más de 2h, así que, cualquier resto de comida que nos sobre, tendremos que guardarlo cerrado en un recipiente hermético en la nevera, y calentarlo bien antes de volverlo a consumir.
7. No descongelar a temperatura ambiente: Hay que hacerlo en la parte baja del frigorífico, en el microondas (si tiene la opción de descongelar) o bajo un chorro de agua fría. Pero nunca hacerlo a temperatura ambiente, ya que algunos microorganismos pueden multiplicarse muy rápidamente en los alimentos si éstos se conservan a una temperatura incorrecta.
8. Agua potable y alimentos seguros: Tenemos que seleccionar alimentos saludables y frescos para nuestra dieta diaria. Las autoridades sanitarias nos recomiendan no consumir leche no procesada cruda, es decir, que no haya sido pasteurizada o esterilizada en industria; lavar bien frutas y hortalizas, especialmente las que vayamos a consumir en crudo; y no consumir alimentos perecederos después de su fecha de caducidad.
9. Compra: Durante todo el año es importante dejar los alimentos de nevera y congelador para el final de la compra, y en verano todavía más. Con ello y el uso de bolsas isotérmicas, conseguiremos respetar la cadena del frío y así evitar la proliferación de microorganismos no deseados hasta que lleguemos a casa.
10. Huevo: Como decíamos al principio, en verano es esencial vigilar, en nuestro hogar, con las salsas que contengan huevo crudo, como la mayonesa. Como ya vimos en este artículo sobre cómo preparar y conservar esta salsa, hay que descartar los huevos que estén sucios por fuera, vigilar que no caiga nada de cáscara en la mezcla y, si nos sobra parte de la salsa, conservarla en un recipiente bien tapado y en el frigorífico durante un máximo de 24h (después es mejor desecharla). Lo ideal es elaborar la cantidad de salsa sólo para utilizarla inmediatamente. En la restauración profesional no existe este riesgo, ya que la utilización de huevo crudo está prohibida por ley desde hace años y se utilizan ovoproductos.
Con la práctica de estas normas de higiene elementales que hemos visto, estaremos tranquilos de la seguridad alimentaria en los meses más calurosos del año. ¡Y a disfrutar del verano!