El yogur es bueno porque, a diferencia de otros lácteos, posee menor cantidad de lactosa gracias al proceso de fermentación. Por lo que mejora la digestibilidad de la lactosa en personas con mala absorción de la lactosa. Además cabe destacar el aporte nutricional del yogur, dado su contenido en proteínas de alta calidad y mejor digestibilidad y su aporte en calcio de alta biodisponibilidad (el calcio de los lácteos es el que mejor aprovecha nuestro organismo).
La naranja es un cítrico muy usado en la dieta mediterránea, ya que nos ofrece múltiples posibilidades; como postre, en zumo, mezclada con la ensalada, cocinada con carnes y pescados… Su temporada es el invierno y nos ayudará a pasarlo mejor gracias a su aporte en vitamina C, que además es antioxidante.
Combinar el yogur con naranja es una mezcla perfecta que podemos aprovechar para desayunar a media mañana o merendar a media tarde. También se pueden hacer apetitosas recetas como mermelada de naranja, combinándola con yogur. Otra opción es preparar una macedonia de frutas con yogur o utilizar la piel de naranja para darle un toque de sabor al yogur.