Sobre la leche materna y su composición

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La leche materna contiene los nutrientes que ayudan a proporcionar a tu bebé la base para una buena salud desde el inicio de la vida. ¿Por qué? La razón está en sus numerosos componentes, los cuales están en el equilibrio justo, y en su composición única.

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Composición

Además de macronutrientes que proporcionan energía para el recién nacido (como la lactosa y los triglicéridos), la leche humana también contiene cantidades significativas de ingredientes funcionales con beneficios para la salud.

Oligosacáridos; la leche materna contiene 10-12 gr./L de oligosacáridos, mientras que la leche de vaca solo contiene trazas. Hemos identificado en la leche materna tanto oligosacáridos neutros como oligosacáridos ácidos con complejas estructuras moleculares.

– PUFAS de cadena larga: La leche humana procedente de mujeres sanas contiene la proporción óptima de ácidos grasos omega 3 y omega 6. Éstos están contenidos en una estructura optima de triglicéridos y fosfolípidos.

– Proteinas: La leche humana contiene pequeñas cantidades de proteínas, sólo 8,10 g / L.  Las proteínas consisten en el justo equilibrio de las caseínas y las proteínas del suero de leche. Además, hay muchas proteínas con beneficios en el sistema inmunitario, tales como la lactoferrina anti infecciosa y anticuerpos ad hoc para combatir  infecciones.

– Bacterias: se detectan en cantidades bajas en muestras de leche humana. La importancia y el efecto fisiológico de su presencia está siendo explorado.

Componentes de la leche materna y sus funciones esenciales

La leche materna es y sigue siendo el alimento perfecto para su bebé.  Contiene todos los nutrientes vitales en la cantidad correcta y con la calidad óptima, proporciona energía para el crecimiento, apoya el desarrollo cerebral y de la vista, ayuda a madurar al sistema digestivo y a desarrollar un sistema inmunológico más fuerte.  Su composición única es la responsable de todo  ésto – y estás a punto de aprender sobre ello aquí mismo.

Echemos un vistazo más de cerca a los ingredientes más importantes:

Podemos imaginar la leche materna como una emulsión especial de composición compleja: Incluye más de más de 200 componentes, carbohidratos principalmente, pero lípidos de alta calidad,  proteínas y glóbulos grasos disueltos en una base acuosa. La leche materna es un  87,5% agua. El 12,5% restante se compone de hidratos de carbono, grasas y proteínas (las tres fuentes de energía = macronutrientes), así como micro-nutrientes esenciales (vitaminas, minerales y oligoelementos).

Dependiendo de la edad del bebé, cada litro de la leche materna contiene de 53 a 61 g de lactosa, 30 a 50 g de grasas y LCPs, de 10 a 12 g son carbohidratos no digeribles, así como de 8 a 10 g de proteína.

Carbohidratos :

La leche materna contiene lactosa (hidratos de carbono) también llamada “azúcar de la leche” e  hidratos de carbono no digeribles.

La lactosa (el llamado “azúcar de la leche”) constituye la mayor parte de los hidratos de carbono (de 5,3 a 6,1 g por 100 ml).

Proporciona energía, la cual representa una media de algo menos del 40% de la ingesta/aporte  diario de energía de un niño pequeño.

La lactosa es importante para el desarrollo del sistema nervioso y del cerebro. La lactosa también es de gran importancia para una flora intestinal sana. La leche materna contiene aproximadamente el doble de cantidad de lactosa que la leche de vaca.

Carbohidratos no digeribles

Ellos están presentes a un nivel de entre 1 y 1,2 g por 100 ml .  Son carbohidratos no digeribles que estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas para la salud en el intestino, principalmente bifidobacterias. Los científicos  hablan de  las “propiedades  prebióticas” de los oligosacáridos. Como resultado, los bebés lactantes presentan un predominio de bifidobacterias en el intestino.

Los hidratos de carbono no digeribles en la leche materna sobreviven completamente intactos al paso a través del estómago, ya que no son digeridos por las enzimas en el tracto intestinal. Estos, s llegan al colon sin digerir y proporcionan allí un sustrato para el crecimiento de las importantes, Bifidobacterias s  y lactobacilos. Debido a que no son digeribles , los oligosacáridos también se pueden clasificar como fibra soluble, y contribuyen a la deposiciones muy suaves tan típicas de los lactantes.

Una flora intestinal en la que el Bifidus es predominante puede  ayudar a proteger  frente infecciones y alergias. Las bifidobacterias son capaces de excretar sustancias que inhiben el crecimiento de patógenos (que causan enfermedades) y gérmenes. También son capaces de crear un ambiente ácido, y por ello antibacteriano, a través de la producción de los ácidos acético y láctico. Así que en general, la colonización del intestino por Bifidobacterias  estimula el desarrollo de un sistema inmunológico saludable, ya que el colon desempeña un papel importante en las defensas inmunitarias: casi el 70% de las células del sistema inmune se encuentran en el intestino.

Grasas:

Con un promedio de 4,03 g de grasa por cada 100 gramos, la leche materna madura tiene un contenido de grasa muy alto. El contenido de grasa de la leche materna sirve para satisfacer la elevada  necesidad de energía y calorías de los bebés a partir de un aporte  relativamente pequeño de líquido. La grasa contenida en la leche materna cubre un 40- 50% de las necesidades de ingesta diaria de energía del lactante.

La composición de ácidos grasos de la leche materna depende de la dieta de la madre. La leche materna tiene una mayor proporción de ácidos grasos insaturados que la leche de vaca. El ácido graso esencial -ácido linoleico-constituye el 10% del total de ácidos grasos en la leche materna, mientras que la leche de vaca contiene sólo un 2% de ácido linoleico. Además, la leche materna contiene una gran cantidad de ácido alfa-linoleico, así como otros ácidos grasos a los que se hace referencia conjuntamente como ácidos grasos poliinsaturado s de cadena larga  (LCPs). Los más conocidos  y los que representan mayor proporción, son  el DHA (ácido docosahexaenoico) y AA (ácido araquidónico). Los LCPs son la base de todas las membranas celulares. Concentraciones especialmente altas se encuentran en las membranas cerebrales, nervios y células fotorreceptoras.

Información adicional:

Los LCPs están involucrados en la formación de sinapsis (conexión entre las células nerviosas) y son fundamentales para el desarrollo cerebral. Esto  progresoa  de forma especialmente rápida durante el último trimestre del embarazo y en los primeros meses de vida del niño. Después del nacimiento, el cerebro crece a un ritmo de 2 g al día – esto equivale a 60 gramos en un mes! Muchos LCPs también se encuentran en la retina, por lo que también juegan un papel en la visión, y ahora sabemos que también desempeñan una importante función como precursores de hormonas tisulares, esenciales para los procesos metabólicos.

Proteinas:

El contenido de proteína de la leche materna es relativamente bajo: De 0,8 a 1,0 g de proteína por 100 ml.

Este contenido de proteína – mucho menor que el de la leche de vaca – está, sin embargo, perfectamente adaptado a las necesidades del bebé ya que las funciones de metabolismo y excreción del lactante permanecen  todavía  inmaduras, es decir, altos niveles de proteína ejercerían presión sobre el metabolismo del lactante.

Las  dos ”  proteínas “principales presentes en la leche materna son las proteínas del suero de leche y la caseína. Su proporción cambia de 80:20 en el calostro a 60:40 en la leche materna madura.

Información complementaria:

La proteína de suero tiene una consistencia similar al yogur  y es fácilmente digerible, garantizando así el vaciado rápido del l pequeño estómago del bebé .  La caseína, por otro lado, se coagula en el ambiente ácido del estómago más rápidamente  y se digieren más lentamente. Puesto que la proporción de caseína en la leche de vaca (80%) es el doble de la leche materna (40%) es proporcionalmente más difícil de digerir.

Las proteínas presentes en la leche materna pueden ser segmentadas en 2 partes, una de ellas nutritiva y la otra no nutritiva.

La parte nutritiva es la que se descompone en aminoácidos y  está disponible para el crecimiento. La parte no nutritiva no tiene ninguna importancia para el crecimiento del bebé, pero es de gran importancia para su salud ya que incluye varios factores que protegen al bebé de las infecciones.

Información complementaria:

Las proteínas que realizan una función protectora especial son  las inmunoglobulinas (anticuerpos) IgA, IgG, IgM, IgE e IgD, por ejemplo. Cada madre produce un patrón único de inmunoglobulinas que depende de las infecciones a las que se haya expuesto a lo largo de su vida hasta ese momento. Esta protección especial, se transfiere  al sistema inmunitario en desarrollo del niño. La IgA secretora, un factor protector imporante frente a infecciones bacterianas, siempre se haya en la leche materna.  De particular importancia es la lactoferrina, con su efecto anti-infecciosos y antibacteriano, y la lisozima, que inhibe la proliferación de bacterias mediante la destrucción de sus paredes celulares.

Vitaminas:

La leche materna contiene todas las vitaminas importantes en su justa medida y satisface los requerimientos de vitaminas del bebé.

Es una buena fuente de  vitaminas liposolubles, como la vitamina  A (así como su precursor, el beta-caroteno) y la vitamina E.

La vitamina A es necesaria para el crecimiento y el desarrollo, para una piel sana, una buena vista y un funcionamiento eficaz del sistema inmunológico. La vitamina E está implicada en los procesos metabólicos y protege los ácidos grasos insaturados / LCP.

Hay algunas características de las vitaminas D3 y K (que son importantes para el desarrollo de los huesos) que deben tenerse en cuenta. Nuestra fuente natural de vitamina D3 es la luz solar. En los meses de invierno (de noviembre a febrero) solo producimos pequeñas cantidades de vitamina D3, debido al bajo nivel de radiación UV, y además la piel no es capaz de almacenarlo. La mayoría de los bebés alimentados con leche materna reciben suficiente vitamina D3, pero se considera más segura .la administración de 400 UI (unidades internacionales) por día para proteger al bebé contra el raquitismo

La deficiencia de vitamina K puede desarrollarse en los primeros días de vida por varias razones: La cantidad de vitamina K en la leche materna es relativamente baja: El bebé tiene bajas las reservas de vitamina K al nacimiento La flora intestinal Bifidus-dominante de los niños amamantados- parece que sólo puede elaborar cantidades pequeñas  de vitamina K. Por estas tres razones, es una práctica común en todo el mundo prponer  administrar r una dosis única intramuscular de 1 mg de vitamina K inmediatamente después del nacimiento- – con independencia de la forma en la que el bebé está siendo alimentado.

La leche materna contiene normalmente cantidades suficientes de las vitaminas  hdrosolubles, es decir, vitaminas del grupo B y vitamina C. En los casos en los que la madre  lactante es vegetariana estricta puede haber una deficiencia de vitamina B6, B12 y ácido fólico.

Minerales y oligoelementos:

La dieta de la madre tiene una influencia limitada en el nivel de minerales y oligoelementos durante los primeros 5 a 6 meses de lactancia. Despues, el contenido de minerales disminuye , pero es muy rara la aparición de síntomas por deficiencia de minerales en el niño .

Información complementaria:

Los minerales importantes para el bebé son el calcio (Ca) y el fósforo (P), ya que ambos son esenciales para la mineralización ósea. En contraste con la de la leche de vaca, la leche materna tiene una relación de 2.3:1 de Ca: P,  que es perfecta para la absorción máxima de calcio. Por otra parte, los riñones del bebé, que aún no están plenamente desarrollados, no son capaces de manejar  bien cantidades excesivas de fósforo.

Los  oligoelementos  también pertenecen al grupo de los minerales inorgánicos. Se les llama así porque son sólo aparecen y solo se requieren en cantidades mnimas  o trazas. El bebé también les recibe de la leche materna.

El oligoelemento  hierro (Fe) es importante para la formación de las células rojas de la sangre y el desarrollo cerebral. Los bebés nacen con una  “reserva de hierro” llena, que se ajusta a sus necesidades para 4-6 meses. La leche materna contiene hierro en una proporción relativamente pequeña, pero con una biodisponibilidad extremadamente alta para el bebé.Además el hierro procedente de la leche materna es mucho máa fácil utilización que el contenido en la leche materna (por encima de 49% comparado al 10%).  La lactoferrina (proteína) presente en la leche materna también ayuda con la utilización del hierro.

Otros oligo elementos importantes son  el selenio (Se), que protege  a las células del ataque de los radicales libres ( metabolitos) , así como el cromo (Cr) y el zinc (Zn), que desempeñan funciones en  distintos procesos metabólicos, enzimáticos y de crecimiento

Información complementaria:

Otros componentes:

La leche materna también contiene taurina, enzimas, hormonas y factores de crecimiento, que desempeñan funciones muy especializadas en el complejo proceso de desarrollo durante la primera infancia.

Merece la pena mencionar a los nucleótidos. Ellos son el pilar de los ácidos nucleicos: el ADN, el portador de nuestra información genética, y el ARN que es responsable de la biosíntesis de las proteínas. En  periodos de crecimiento rápido como durante infancia temprana, la producción normal dentro del  organismo  es insuficiente Por ello el organismo  tiene que recurrir a una fuente de alimentación externa. Esta es la razón por la que los nucleótidos presentes en la leche materna son tan importantes para el bebé.

De acuerdo con las últimas investigaciones, los nucleótidos también pueden estimular el sistema inmunológico, influyendo  positivamente en la formación de LCPs e incluso reduciendo la aparición de patología diarreica como resultado de  su participación en la maduración del tracto digestivo del niño.

Efectos

El perfil de grasas de la leche materna, su composición, arquitectura y concentración en un mismo alimento están optimizados para la absorción, disponibilidad y apoyo cerebral.

Los Oligosacáridos de la leche materna tienen un efecto prebiótico.

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